LA ERA ECOZOICA según el teólogo brasileño Leonardo Boff.
A Revolution Not Yet Accomplishe.
Todos nosotros, nuestra capacidad de amar y de inventar, no estamos fuera de la dinámica general del universo en cosmogénesis. Ahora sabemos que somos partes de este inmenso todo. Una energía de fondo insondable y sin márgenes –abismo alimentador de todo– sustenta y pasa a través de todas las cosas activando las energías fundamentales sin las cuales no existiría nada de lo que existe. Es a partir de esta nueva cosmología, nuestra vida, la Tierra y todos los seres, nuestras instituciones, la ciencia, la técnica, la educación, las artes, las filosofías y las religiones deben ser dotadas de nuevos significados. Todo y todas las cosas son emergencias de este universo en evolución, dependen de sus condiciones iniciales y deben ser comprendidas dentro del interior de este universo vivo, inteligente, auto-organizativo y ascendente rumbo a órdenes aun más altos. Esta revolución todavía no ha provocado una crisis semejante a la del siglo XVI, pues no ha penetrado suficientemente en las mentes de la mayor parte de la humanidad, ni de los intelectuales, mucho menos en las de los empresarios y los gobernantes. Pero está presente en el pensamiento ecológico, sistémico, holístico y en muchos educadores, fundando el paradigma de la nueva era, EL ECOZOICO.
Una revolución todavía por hacer
2011-01-14 escribió el teólogo brasileño Leonardo Boff
Todo cambio de paradigma civilizatorio está precedido de una revolución en la cosmología (visión del universo y de la vida). El mundo actual surgió con la extraordinaria revolución que introdujeron Copérnico y Galileo al comprobar que la Tierra no era un centro estable sino que giraba alrededor del sol. Esto generó una enorme crisis en las mentes y en la Iglesia, pues parecía que todo perdía centralidad y valor. Pero lentamente se fue imponiendo la nueva cosmología que fundamentalmente perdura hasta hoy en las escuelas, en los negocios y en la lectura del curso general de las cosas. Sin embargo, el antropocentrismo, la idea de que el ser humano continúa siendo el centro de todo y que las cosas están destinadas a su disfrute, se ha mantenido.
Si la Tierra no es estable, por lo menos el universo –se pensaba– es estable. Sería como una inconmensurable burbuja dentro de la cual se moverían los astros celestes y todas las demás cosas.
Y he aquí que esta cosmología comenzó a ser superada cuando en 1924 un astrónomo amateur, Edwin Hubble, comprobó que el universo no es estable. Constató que todas las galaxias así como todos los cuerpos celestes están alejándose unos de otros. El universo, por lo tanto, no es estacionario como creía todavía Einstein. Está expandiéndose en todas las direcciones. Su estado natural es la evolución y no la estabilidad.
Esta constatación sugiere que todo comenzó a partir de un punto extremadamente denso de materia y energía que, de repente, explotó (big bang) dando origen al actual universo en expansión. Esta idea, propuesta en 1927 por el astrónomo y sacerdote belga George Lemaître, fue considerada esclarecedora por Einstein y asumida como teoría común. En 1965 Arno Penzias y Robert Wilson demostraron que de todas las partes del universo nos llega una radiación mínima, tres grados Kelvin, que sería el último eco de la explosión inicial. Analizando el espectro de la luz de las estrellas más distantes, la comunidad científica concluyó que esta explosión habría ocurrido have 13,7 mil millones de años. Esta es pues la edad del universo y la nuestra, pues un día estábamos, virtualmente, todos juntos allí, en aquel ínfimo punto llameante.
Al expandirse, el universo se auto-organiza, se autocrea y genera complejidades cada vez mayores y órdenes cada vez más altos. Es convicción de los más notables científicos que, al alcanzar cierto grado de complejidad, en cualquier parte, la vida emerge como imperativo cósmico. Así también la conciencia y la inteligencia.
Todos nosotros, nuestra capacidad de amar y de inventar, no estamos fuera de la dinámica general del universo en cosmogénesis. Somos partes de este inmenso todo.
Una energía de fondo insondable y sin márgenes –abismo alimentador de todo– sustenta y pasa a través de todas las cosas activando las energías fundamentales sin las cuales no existiría nada de lo que existe.
A partir de esta nueva cosmología, nuestra vida, la Tierra y todos los seres, nuestras instituciones, la ciencia, la técnica, la educación, las artes, las filosofías y las religiones deben ser dotadas de nuevos significados. Todo y todas las cosas son emergencias de este universo en evolución, dependen de sus condiciones iniciales y deben ser comprendidas dentro del interior de este universo vivo, inteligente, auto-organizativo y ascendente rumbo a órdenes aun más altos.
Esta revolución todavía no ha provocado una crisis semejante a la del siglo XVI, pues no ha penetrado suficientemente en las mentes de la mayor parte de la humanidad, ni de los intelectuales, mucho menos en las de los empresarios y los gobernantes. Pero está presente en el pensamiento ecológico, sistémico, holístico y en muchos educadores, fundando el paradigma de la nueva era, EL ECOZOICO.
¿Por qué es urgente que se incorpore esta revolución paradigmática? Porque ella nos proporcionará la base teórica necesaria para resolver los actuales problemas del sistema-Tierra en proceso acelerado de degradación. Nos permite ver nuestra interdependencia y mutualidad con todos los seres. Formamos junto con la Tierra viva la gran comunidad cósmica y vital. Somos la expresión consciente del proceso cósmico y responsables de esta porción de él, la Tierra, sin la cual todo lo que estamos diciendo sería imposible. Porque no nos sentimos parte de la Tierra, la estamos destruyendo. El futuro del siglo XXI y de todas las COPs dependerá de que asumamos o no esta nueva cosmología. Verdaderamente solo ella nos podrá salvar.
Leonardo Boff teólogo brasileño.
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Free translation from the Spanish sent by
Melina Alfaro, volar@fibertel.com.ar,
done at REFUGIO DEL RIO GRANDE, Texas, EE.UU.
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A Revolution Not Yet Accomplished
Leonardo Boff - Theologian - Earthcharter Commission
The paradigm of every change in civilization is preceded by a revolution in cosmology (the vision of the universe and of life.) Our present understanding of the world began with the extraordinary revolution introduced by Copernicus and Galileo, when they proved that the Earth was not a static center, but that it revolves around the sun. This caused an enormous crisis in people's thinking and in the Church, because it seemed that everything was losing its centrality and value. But, with time, the new cosmology prevailed, that which is still fundamentally valid today in schools, business and in our understanding of the world order. Nevertheless, anthropocentrism, the idea that the human being continues to be at the center of everything and that everything is for human use, lives on.
If the Earth is not stable, at least the universe is -- or so it was thought. It was like an infinite bubble, within which all the celestial bodies and everything else moved.
And as it happens, this cosmology began to be outdated in 1924, when amateur astronomer Edwin Hubble proved that the universe is not stable. He observed that all the galaxies and celestial bodies are becoming more distant from each other. Thus the universe is not static, as even Einstein believed. The universe is expanding in all directions. Its natural state is evolution, not stability.
This observation suggests that everything began as an extremely dense point of matter and energy that suddenly exploded (the big bang), giving rise to the present expanding universe. Einstein ratified this idea, suggested in 1927 by the Belgian astronomer priest George Lemaitre, and it was adopted as a common theory. In 1965 Arno Penzias and Robert Wilson proved that from all over the universe we receive a minimal amount of radiation, three degrees Kelvin, which could be the last echo of the initial explosion. Analyzing the spectrum of light from the most distant stars, the scientific community calculated that this explosion occurred 13.7 thousand million years ago. This is therefore the age of the universe, and once upon a time, we were, in essence, all together there, in that miniscule flaming point.
As it expands, the universe organizes and creates itself; always developing greater complexity and higher orders. The more notable scientists are convinced that, once a certain degree of complexity is achieved, anywhere, life emerges as a cosmic imperative. Likewise consciousness and intelligence. Humanity, with our capacity to love and to invent, is not excluded from the general dynamic of the universe as it develops. We are part of this immense whole.
A boundless energy of unfathomable background –the abysm that nourishes everything– sustains and passes through all things, activating the fundamental energies without which nothing would exist.
Starting from this new cosmology, our life, the Earth and all beings, our institutions, science, technology, education, arts, philosophy and religions must be given new meaning. Everything emerges from this evolving universe, depends on its initial conditions, and must be understood within this living, intelligent, self organizing universe, that is ascending towards ever higher orders.
This revolution has not yet provoked a crisis like the one of the XVI century, because it has not sufficiently entered the minds of the majority of humanity, not even of the intellectuals, and least of all, of the managers and people in power. But it is found in ecological, systemic, holistic thinking, and in many educators, who are developing the paradigm of a new age, the ecozoic era.
Why is it urgent to incorporate this paradigmatic revolution? Because it would give us the necessary theoretical basis to solve the current problems of the Earth-system, in its accelerated process of degradation. It allows us to see our inter-dependence and mutuality with all beings. Together with the living Earth we form a great cosmic and vital community. We are the conscious expression of the cosmic process and are responsible for this piece of that process, the Earth, without which all that we say would be impossible. Since we do not feel that we are part of the Earth, we are destroying her. The future of the XXI century and of the COPs will depend on whether or not we adopt this new cosmology. Only this new cosmology can save us.
Leonardo Boff
01-14-2011
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Thomas Berry, cultural historian and mystic, a writer whose perceptiveness and eloquence concerning the human relationship with the Earth and the Universe is unique. His seminal works include The Dream of the Earth, The Great Work & The Sacred Universe. http://www.ecobuddhism.org/files/9612/6883/2166/TB_Desk2_Aug03.jpg
Thomas Berry acuño la frase “Era Ecozoica”. Estamos al final de la era Cenozoica (era de los mamiferos) y podemos correr a través de la ERA TECNOZOICA. Somo un puñado de personas que tenemos los últimos inventos, o en una ERA ECOZOICA donde vivimos en gran armonía con toda la comunidad viviente. www.walkwithearth.org/?p=397
http://www.ecozoicera.net/wp-content/uploads/2010/02/IMG_0098.jpg
THE ECOZOIC ERA The first principle of the Ecozoic era is recognizing that the Universe is primarily a communion of subjects, not a collection of objects. ...
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Thomas Berry. "Ecozoic Era" October 1991 : E. F. Schumacher ...We presently face a radical transition in Earth's history. [W]e have already terminated the Cenozoic period of the geo-biological systems of the planet.
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