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Confecciones de sangre como oportunidad de negocios

Publicado: 2013-05-02

Nothing captures the human tragedy of the recent building collapse in Savar, Bangladesh more poignantly than the image of the man cradling a woman in his arms

El activista a favor de los derechos de los trabajadores, Charlie Kernaghan, director de la organización Institute for Global Labour and Human Rights, dijo: “Las empresas se esconden detrás de falsos códigos de conducta que no significan nada. Lo que los trabajadores quieren son derechos legales” ... “Debemos ponernos de pie y simplemente decir ‘Pueden traer todo lo que quieran a EE.UU., pero no traigan nada confeccionado con trabajo infantil ni tampoco si a los trabajadores se les negó el derecho a organizarse’. La mejora que le daría al movimiento de los trabajadores de Bangladesh sería enorme”.

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Bangladeshi activists shout slogans and wave flags during a procession to mark May Day or International Worker’s Day in Dhaka on May 1, 2013. Getty Images

Entre los actos que se realizaron en todo el mundo por el Día de los Trabajadores estuvo la marcha de miles de trabajadores en Bangladesh en demanda de seguridad en el lugar de trabajo, luego del derrumbe de una fábrica ocurrido la semana pasada que dejó un saldo de más de 400 muertos y 150 desaparecidos. El derrumbe es considerado el accidente más trágico de la historia de la industria de la confección y es el tercer accidente industrial ocurrido en Bangladesh en el término de cinco meses. La justicia de ese país detuvo al dueño del edificio y congeló los bienes del dueño de las cinco fábricas de indumentaria que funcionaba dentro del edificio. Según se informa, la mayoría de los trabajadores ganaban un salario anual promedio de USD 38/mes —aproximadamente 21 centavos de dólar por hora— por confeccionar ropa para una cantidad de empresa de occidente.

http://globalnews.ca/news/525256/gallery-may-day-rallies-around-the-world/

Una semana después de que el edificio Rana Plaza se derrumbase en Bangladesh y causara al menos 407 muertos y 2.500 heridos según el último recuento oficial, miles de trabajadores han tomado las calles del país con motivo del Primero de Mayo para reivindicar mejoras en la seguridad de sus puestos de trabajo.

La marcha que este miércoles ha registrado una mayor asistencia ha tenido lugar en la capital, Dacca. Allí, unas 20.000 personas han protestado por las malas condiciones de trabajo de los empleados de las fábricas y las industrias, especialmente, de quienes trabajan en el sector textil, que supone aproximadamente el 80% de las exportaciones del país. "Queremos mejores salarios y más seguridad", ha asegurado Islam Rama, uno de los asistentes, a la BBC. Las protestas han ido en aumento a lo largo de la última semana, desde que sucediera el peor accidente industrial del país.

Durante las protestas, que se han sucedido en otros puntos de Dacca y de todo Bangladesh, también han sido frecuentes las críticas hacia los propietarios del Rana Plaza. "Queremos el castigo más severo posible para los responsables de la tragedia", ha afirmado Kamrul Anam, de la Liga de trabajadores del sector del textil de Bangladesh. Algunos de los manifestantes han gritado "¡Colgad a los asesinos, colgad a los dueños de las fábricas". Uno de los manifestantes aseguraba: "Mi hermano ha muerto, mi hermana ha muerto. Su sangre no será en vano".

Mientras tanto, el recuento oficial de fallecidos continúa incrementándose y se descarta por completo encontrar nuevos supervivientes. Los encargados de las labores de desescombro estiman que deberán transcurrir hasta 15 días más antes de dar el trabajo por concluído. Según las cifras oficiales, 149 personas permanecen desaparecidas, aunque algunas estimaciones elevan esa cifra hasta los 900 trabajadores.

Un Gobierno "homicida" y "condenado al fracaso"

La protestas de este Primero de Mayo han contado con el apoyo del Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP), en el que milita Khaleda Zia, quien fuera primera ministra del país durante dos legislaturas (1991 - 1996 y 2001 - 2006). La líder del BNP ha acusado al Ejecutivo de Bangladesh de ocultar la verdadera magnitud de la tragedia: "El recuento oficial del Gobierno es una cifra reducida", ha asegurado durante un mitin. "Queremos una respuesta del Gobierno cuando preguntamos cuántos están atrapados", ha añadido. Khaleda también ha criticado que la actual primera ministra bengalí, Sheikn Hasina, no visitase la zona del incidente hasta casi seis días después.

En el mismo mitin, el BNP ha asegurado que los actuales dirigentes del país conforman un "Gobierno homicida y condenado al fracaso", ante lo que han hecho un llamamiento claro a la población: "Todos tenemos que jugar nuestro papel para retirarlos. Si no se van por su propio pie, los derrocaremos con un movimiento de masas, y crearemos tal situación que se verán forzados a marcharse". Entre los miles de asistentes al acto político, había muchos trabajadores del sector textil.

El Ejecutivo pide calma

El tono de las protestas se ha elevado considerablemente a lo largo de los últimos días. Este martes, más de 100 perosnas resultaron heridas durante los enfrentamientos de los manifestantes con agentes de la Policía. 22 de ellas tuvieron que ser hospitalizadas.

Ante esta escalada, el Gobierno de Bangladesh ha optado por pedir calma a la población este Primero de Mayo. La primera ministra, Sheikn Hasina, compareció en el Parlamento para emitir una recomendación clara: "Me gustaría decir a los trabajadores que mantengan la cabeza fría y las fábricas e industrias operativas. Si no, acabaréis perdiendo vuestros trabajos".

Este miércoles, Hasina también ha participado en un acto junto a varios de sus ministros en el que ha anunciado que el Ejecutivo ha puesto en marcha medidas "a corto, medio y largo plazo" para mejorar las condiciones de trabajo. Entre otras modificaciones, ha destacado que se impulsarán los comités de participación en las empresas. La primera ministra también ha hecho una petición a los empresarios: "Vosotros, los dueños, tenéis que asegurar que los trabajadores tienen salarios justos, subsidios y otros derechos. Debéis cuidar la seguridad de sus puestos de trabajo si queréis hacer negocios".

La investigación avanza en la Corte Suprema

Mientras tanto, la investigación oficial del derrumbe del Rana Plaza sigue avanzando. La Corte Suprema de Bangladesh ha ordenado por el momento la confiscación inmediata de las propiedades del propietario del edificio, Mohammed Sohel Rana, empresario y uno de los políticos más destacados del área juvenil del partido del Gobierno. Rana fue arrestado el pasado domingo cuando trataba de huir a India, y actualmente permanece bajo custodia policial, acusado de negligencia, construcción ilegal y coacción a los trabajadores. Estos cargos podrían suponerle una condena de hasta siete años de prisión, y no se descarta que se añadan nuevas imputaciones durante el proceso judicial.

El alto tribunal ha decretado además la congelación de las cuentas bancarias de Rana, y la incautación de los bienes de los responsables de las cinco fábricas que se albergaban en el edificio que se derrumbó. La orden se ha enviado a todos los registros del país, en un intento por impedir que los detenidos traten de vender o transferir sus propiedades. El objetivo final de la medida es evitar la huída de alguno de ellos. Tras la confiscación, será la Asociación de productores y empresarios del textil quien abone los salarios a los empleados utilizando los fondos requisados.

El accidente del pasado 24 de abril ha puesto de relieve el problema de las concidiones de trabajo de muchas personas en países como Bangladesh. "Creo que es una llamada para que la nación despierte, para que despierten los sindicatos", ha asegurado Shirin Akter, fundador de Karmojibi Nari, un grupo en favor de los derechos laborales de las mujeres. Y es que, a pesar de que este es del incidente más grave en la historia del país, no es la primera tragedia que ocurre en una fábrica del sector textil. Hace ahora cinco meses, 112 personas murieron en otra industria del sector, Los sindicatos denuncian que, a pesar de las promesas de mejora que se hicieron entonces, apenas ha habido cambios sustanciales.

Bangladesh posee la tercera industria textil a nivel mundial, sólo por detrás de China e Italia. El sector ha exprimentado un rápido crecimeinto a lo largo de la última década.

http://www.infolibre.es/noticias/mundo/2013/05/01/las_manifestaciones_toman_bangladesh_para_pedir_mas_seguridad_las_fabricas_3211_1022.html

Made in Bangladesh, Not in Bangladeshi Blood

For me, nothing captures the human tragedy of the recent building collapse in Savar, Bangladesh more poignantly than the image of the man cradling a woman in his arms, her broken body balancing upon slabs of broken factory rubble. As their dead bodies lay in an embrace evocative of a Renaissance period sculpture, the one thing that is glaringly clear is the cost of cheap labor: real human lives.

As a child in Dhaka in the 1980′s, I grew up during the beginning of the Ready Made Garment (RMG) era. As the sector quickly expanded and developed, it thrust thousands of young women into the workforce. On our way to school every morning, we would always see throngs of young Bangladeshi women flood the roads in their neon colored traditional salwaar-kameezes, bright ribbon strings tied in their hair. They were all headed to work in the factories.

I did not know it at the time, but what was happening in Bangladesh was a social revolution, instantly empowering women by making them financially independent, many for the first time in their lives. Today, approximately 3 million women currently work in the sector.

Vidiya Amrit Khan, Director of Desh Garments Limited and Director of the Bangladesh Garment Manufacturers Exporters Association (BGMEA), says that the Savar tragedy unfairly casts blame on the garments industry just because of a “few bad apples.” Khan’s late father, M. Noorul Quader, pioneered the 100% export oriented Ready Made Garment (RMG) industry. Today, she runs her family business in Bangladesh, and states that we cannot scapegoat a sector we owe so much to:

I feel so sad and angry that people who are generally not employers of large numbers of people, or involved in mass production, have been making such harmful, and often vicious comments about an industry which has built Bangladesh, and has given so much independence to our women. This sector has grown into a $20 billion industry in about three decades, with 90% of its workforce being women. This is something to be very proud of.

Verane Muyeed, LR Paris‘s Washington, DC Office Manager, worked in the Dhaka garment industry for over a decade, and says that while the sector is not perfect, the role the garment industry has played in empowering Bangladeshi women should not be overlooked:

The fact remains that though micro-finance is heralded as a triumph for helping Bangladesh alleviate poverty, factory work for young women across the country gives families the income, health, and independence that they need to get out of poverty.  In my 17 years of experience working with Bangladeshi garments factories, I have seen the evolution of the industry, as the making of garments, the compliances, the working conditions have improved, and are still improving, and empowering a new generation of workers.

Over the last thirty years, Bangladesh’s garment industry created a new burgeoning middle class in a country with one of the world’s largest economic gaps. The wealth generated from textiles is the single greatest source of economic growth in Bangladesh. While initially tea and jute were the most profitable sectors, that all changed in the 1980′s when the garment industry in Bangladesh became the main export sector, and a major source of foreign exchange.

Over the years, the list of global retailers who manufactured their clothes with cheap labor in Bangladesh grew endless, from JC Penny to Mango to Zara to Walmart to H&M to Tommy Hilfiger to Bennetton. Whenever I went abroad as a Bangladeshi, roaming through large Western department stores, and I would come across clothing with the “Made in Bangladesh” label, I would feel my heart swell with pride.

But for all these years, us Bangladeshis have kept a secret. We all have been compliant in covering up the dark underbelly of our country’s booming garment sector. Even though the string of garment fires caused international outcry last year, Bangladeshis knew this was nothing new. Fires had been breaking out in overcrowded factories for decades, long before social media and the Internet let the world know about the deaths.

Savar is different, not only because it is the worst industrial tragedy in Bangladesh’s history, but because it exposes how rampant and deep corruption run in a  country where a bribe can buy you what you want, and laws are generally not implemented. What does it say that today Bangladesh is at a point where we cannot even guarantee the workers, who are the backbone of our economy, that they won’t die at their job site from completely preventable causes?

We can point fingers at Western buying companies as much as we want, and of course they have a huge responsibility in all of this. The greed exists on both ends. But the fact of the matter is the responsibility lies with us, with Bangladesh & with Bangladeshis. Garments is the bloodline of our country, and blaming the sector along with its Western buyers is economic suicide Bangladesh cannot afford.

The truth is, we all have blood on our hands. From the Western brands to the Bangladeshis factory owners to the consumer hungry for cheap clothes, we are all guilty. But pointing the finger at the Western buyers is not the solution. If they cannot get their products made in Bangladesh, they will just go somewhere else, like the textile factories have done all through history.

The solution has to come from us. The change has to come from Bangladeshis because the Savar tragedy can happen again, and not just in the garment sector. It can happen anywhere in Bangladesh. Experts estimate currently there are over 6,500 vulnerable buildings in the country, and warn that Dhaka can become unlivable.

Ultimately, the responsibility, with outside help and pressure, must come from Bangladesh because only we the people can bring about genuine, real change. Boycotting products manufactured in Bangladesh is not an option, or the solution, and we all know it. As Sir Fazle Hasan Abed states in his recent editorial, ”Made in Bangladesh should be a mark of pride, not shame.”

But the label on our clothing must also ensure that “Made in Bangladesh” is not made in Bangladeshi blood. No piece of clothing will ever be worth that.

Anushay Hossain is a Bangladeshi born-Washington based policy analyst & journalist. She writes the blog, Anushay’s Point.

Unos 55.000 trabajadores marchan ante el palacio presidencial para protestar contra la política de externalización de trabajo y los bajos salarios en Jakarta el 1 de mayo de 2013.

About 55,000 workers rally outside of the presidential palace to protest labour outsourcing policy and low wages in Jakarta on May 1, 2013.

PHOTO BY: Bay Ismoyo

http://www.csmonitor.com/World/Global-News/2013/0501/May-Day-protests-From-Bangladesh-to-Europe

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Workers paint a mural of Philippine president Benigno Aquino dressed as a clown while hounded by workers and peasants in preparation for labor day protest rallies on April 29, 2013 in Quezon City, Philippines.

http://www.globalpost.com/dispatch/news/regions/europe/130501/greece-anti-austerity-strike-europe-protests-may-day

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Escrito por

malcolmallison

Biólogo desde hace más de treinta años, desde la época en que aún los biólogos no eran empleados de los abogados ambientalistas. Actualmente preocupado ...alarmado en realidad, por el LESIVO TRATADO DE (DES)INTEGRACIÓN ENERGÉTICA CON BRASIL ... que a casi ning


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